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domingo, 17 de octubre de 2010

JOB 1:13-19. UN CARÁCTER SOLIDO EN MEDIO DE LA TRAGEDIA: ESCOGER EL CAMINO DE VIDA… PARA TODA LA VIDA. (Parte 1 de 2)

“13 Y un día aconteció que sus hijos e hijas comían y bebían vino en casa de su hermano el "primogénito,
"14 y vino un mensajero a Job, y le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de "ellos,
"15 y acometieron los sabeos y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente "escapé yo para darte la noticia.
"16 Aún estaba éste hablando, cuando vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemo "las ovejas y a los pastores, y los consumió; solamente escapé yo para darte la noticia.
"17 Todavía estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres escuadrones, y "arremetieron contra los camellos y se los llevaron, y mataron a los criados a filo de espada; y "solamente escapé yo para darte la noticia.
"18 Entre tanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y "bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito;
"19 y un gran viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó "sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la noticia."

LA CLASE DE LUCHA QUE ENFRENTAMOS.

Vamos a poner esto claro. Si ya hemos dicho que estamos en una batalla, no hay razón para creer que va a ser una fácil, tomando en cuenta las partes involucradas y aquello que está en juego. Se trata de la lucha por el trono situado en el corazón de cada hombre y mujer, en todos los tiempos, en todos los lugares. Ya dijimos que Dios valora cada individuo en lo particular, y vimos también una misión colectiva (la iglesia), reflejada en la vida de este hombre. También nos percatamos que, el enemigo, teme a cada hombre y mujer en lo particular, por el poder que Dios puede desatar desde sus corazones; y que, de igual forma, tiene planes para destruir la unidad y armonía en la iglesia, un cuerpo de creyentes donde Dios produce un poder sin límite, según el versículo que estudiamos de Mateo 16.

Ya en materia, quisiera resaltar el hecho de que son los SABEOS y los CALDEOS, dos instrumentos usados por el enemigo, y permitidos por Dios, para causar una parte de las tragedias con las que el enemigo intenta apartar el corazón de Job del Dios en quien confía.

SABEOS Y CALDEOS: EL INSTRUMENTO HUMANO DEL ENEMIGO.
Son dos culturas, en las que no soy experto, pero que evidentemente no pertenecen al pueblo de Dios, ni son referidos en la biblia como naciones que busquen y sometan su voluntad al único Dios verdadero. Por el contrario, no es la única ocasión que son citados en la biblia, y por otros pasajes podemos descubrir su idolatría, pecaminosidad, oposición al pueblo escogido por Dios, y aun respecto de los caldeos, tenemos juicios directos por parte de Dios debido a la corrupción e inmoralidad en que vivieron.
De los sabeos conocemos poco menos, aunque me llama la atención que la reina de este lugar visita al Rey Salomón posteriormente, debido a su gran fama, para “clavarle el diente” como diríamos en el vulgo, y con el corazón de condominio que tenía el tipo, seguramente que vivieron un romance lindo y no fue, a mi humilde parecer, de las que desviaron el corazón de este sabio Rey, como relata 1ra de Reyes 10 y 11. Si era de una nacion pagana, pero su actitud fue correcta. Jesús mismo hace alusión a ella en Mateo 12:42, diciendo que esta reina condenará en juicio a aquellos que Lo rechazaban mientras El estaba aquí predicando el reino de Dios, debido a que fue desde lejanas tierras a escuchar la sabiduría de Salomón, y por lo tanto, buscando de ese Dios que se la dio, y por Quien su fama se había extendido por toda la tierra; contrario a los fariseos con quienes discutía Jesús, quienes a pesar de encontrarse frente a uno que es “más que Salomón”, demandaban señal por el pecado y rebeldía de su corazón.
Pero ella fue una excepción de su pueblo, y a donde quiero parar con toda esta explicación es en el hecho de que Dios, como vimos en el estudio anterior, no quiso ser partícipe de las desgracias de Job, aunque le permitió a Satanás hacerlo,  y es este último quien se vale de sabeos y caldeos para sus planes. La enseñanza a rescatar es la siguiente:
Cuidado hermanos en prestar nuestras vidas a hacer mal a otras personas. Un verdadero hijo de Dios experimenta, al menos, tres distintos modos de sufrimiento: 1) Una llamada de atención, castigo o disciplina por parte de Dios (los que no estén de acuerdo con esta idea, lean bien sus biblias y dejen de lado su cristianismo “apapachador”, que solo nos hace más débiles), cuando se está saliendo del camino;  2) de otro lado, ataques francos y directos por parte del enemigo (como estamos viendo en la vida de Job); y 3), una forma de prueba más, que es sufrimiento por la Fe en nuestro Señor Jesucristo, como puede ser persecución, soledad, enfrentamientos y casos similares, ya que recordemos siempre, “NO SOMOS DE ESTE MUNDO” (Juan 15:18 en adelante).
Un cristiano tibio, sufre por su propia inclinación al pecado, sin que sea Dios quien lo prueba, sino su “propia concupiscencia” (Santiago 1:14), no sufre por causa de Dios, sino por causa de sus malas y continuas elecciones hacia el pecado y una vida egoísta y sin dar el control absoluto a Dios de cada área de su corazón.
 En el caso que aquí nos ocupa en la vida de Job, ni está Dios ejerciendo una especie de prueba en la Fe de este justo, ni tampoco sufre Job por su mediocridad espiritual. Sigo insistiendo, este hombre, por el carácter firme en su Salvador, es puesto por Dios mismo como provocación a las fuerzas del enemigo; es el botín que Dios apuesta para probar que SI puede haber hombres “…que se entregan por la Fe; cuyo lema es: “Seguir a Jesucristo hasta la muerte”; cuya fuerza es: estar enamorados del Señor, (…)” (cita de Gilberto Gutiérrez Lucero, en “No sueltes la cuerda”). Entonces, no hay razón para pensar que no se trata, en este caso en particular, de un contraataque enemigo 100%, claro, con la vigilancia y aceptación de Dios.

COMO CRISTIANO, NO DEBEMOS SER INSTRUMENTOS PARA AFECTAR LA VIDA DE HIJOS Y SIERVOS DE DIOS. DIOS NOS PUEDE USAR PARA CORREGIR A UN HERMANO, PERO NO PARA DESTRUIRLO. SI CAEMOS EN ESTE SEGUNDO SUPUESTO, SEGURAMENTE NO ESTAMOS SIENDO INSTRUMENTOS DE DIOS.

VIENTO, FUEGO, EL FILO DE ESPADA: INSTRUMENTOS DE CONFUSION Y DESTRUCCION.


Repito entonces, cuidémonos hermanos de no estar siendo “sabeos y caldeos” en la vida de alguien, o creyendo que si desciende fuego del cielo, es siempre mandado por Dios y como aviso hacia una vida de pecado. Puede ser que el cristiano al que estemos criticando o tratando de destruir, sea el General encomendado por Dios para destruir el mal; y si es así, entonces obviamente que le van a tocar ráfagas enemigas; obviamente que va a recibir intento de destrucción.
Otra prueba de lo que estoy argumentando aquí, es el viento del desierto; es decir: de la nada, del despropósito. Si Dios va a traer viento arrasador, es de su misma presencia, y por eso mismo, con un propósito firme y que te va a revelar en el secreto de tu corazón o a través de un hermano que este poniendo más atención que tu, para regresarte al camino. No tiene Dios necesidad de traer “viento del desierto” (símbolo de nada, del despropósito, de la sequedad), para corregir tu vida. Como ya he dicho, debemos sentarnos y valorar cada situación en nuestra vida, y clasificarlas entre castigo o disciplina Divina; sufrimiento por el propio pecado y desvío del plan de Dios; y un tercer rubro, que consiste en ataques enemigos en la guerra espiritual que hemos desatado al decirle a Jesús: te abro la puerta de mi sucio corazón; cena conmigo, y transfórmame por completo, cada día de mi vida.
Esta declaración pone en alerta las fuerzas contrarias, ya que mientras estamos pasivos, tal vez no haciéndole mal a nadie, pero tampoco bien; sin Cristo como centro de nuestra vida, pues el enemigo no tiene por qué preocuparse por nosotros. Al contrario, si hacemos dicha declaración de Fe y convicción, ten por seguro que te has parado en el centro del campo de batalla de tu vida, y has gritado “estoy del lado de Dios”. Adivina que… vas a ser atacado y blanco de destrucción.
Ahora, vamos a pensar en lo siguiente:
De los cuatro criados que sobrevivieron a las desgracias, dos de ellos vinieron con las siguientes versiones:
a)      Fuego de Dios cayó del cielo: Aquí nos encontramos con una tremenda confusión en la apreciación. Nosotros ahora sabemos que no era fuego de Dios, pero a este, que lo presencio en vivo y a todo color, solo le alcanzo para decir que Dios había sido el autor de esta desgracia. Así nos vamos a encontrar personas en nuestro caminar cristiano, que culpan a Dios por el hambre, la maldad, la pobreza, los desastres naturales y la destrucción del ser humano. No significa que algunas veces no provengan de Él, sino que debemos pedir sabiduría para saber en que rubro clasificar nuestras experiencias. Si conocemos el motivo y origen de cada cosa, entonces podremos enfrentar las experiencias de una forma responsable; sabremos como orar a Dios; sabremos que área corregir o entregar a Dios; y sabremos cómo encontrar consuelo y fuerza para sobreponernos a ellas. No hagamos caso a las voces que tratan de explicarnos el por qué, sino escuchemos la voz de Dios hablando en medio de cada situación.

b)      Un gran viento vino del lado del desierto: Este pobre ya no pudo ver lo duro, sino lo tupido. Ni siquiera se puede aventurar a dar una explicación a Job de las cosas, solamente narra lo que su vio y no se apresura a decir de donde, como, quien o por qué?.  Así también nos vamos a topar con personas, confundidas y apaleadas por el transitar de su vida, y al igual que el tipo de personas anteriores, necesitan urgentemente una respuesta sólida y convincente de parte de un hijo de Dios.

c)       Por último, el filo de espada. Que culpa tenían los hijos de Job y sus criados? Suponiendo, sin conceder, que Job estuviera siendo sujeto del juicio de Dios, no hay razón para que Dios desatara tanto mal sobre su vida. Bien sabemos que “… el alma que pecare, esa morirá.” (Ezequiel 18:4), y no pagan los hijos por los pecados de los padres, en forma tan directa como aquí vemos. Otra razón más para entender que, al menos en este pasaje de Job, no se trata de un juicio divino, sino de estrategia del diablo.

Podemos notar la malicia y alevosía con que el enemigo está jugando sus cartas? De todos los acontecimientos narrados, deja ir, con toda la alevosía posible, a SOLAMENTE UNO de los presentes en cada tragedia, para que vaya y clave una flecha en la vida de Job. No cabe duda que estamos en plena guerra; más nos vale estar preparados y firmes en el Señor para lo que venga en nuestras vidas.

APLICACIÓN.
-          Más vale que si va a descender fuego del cielo, sea para quemar nuestro propio pecado y rebelión. Me encantaba cuando en el grupo de Conexión McKinney, cantábamos “fuego de Dios, quémame hoy, purifícame y lléname otra vez…”, y vaya que lo necesitamos. En lugar de equivocarnos como los discípulos (Lucas 9:54), pidiendo que descendiera fuego de Dios y consumiera a quienes rechazaron a Jesús, queriendo repetir lo que hizo Elías ante dos capitanes de cincuenta, que le fueron a pedir que descendiera a sanar al Rey Ocozías (2da Reyes 1:9-16), pero con una motivación equivocada, pues el hijo del hombre había venido, en esa ocasión, para salvar, no para condenar. Ya habrá tiempo para el juicio y ya habrá tiempo para mas fuego consumidor (Apocalipsis 20:9) Mientras tanto, solo nos toca pedir fuego, pero para purificar nuestra vida.

-          Debemos identificar, en nuestras propias vidas, el propósito de cada prueba, sufrimiento y experiencia. No todos encuadran en lo mismo, pero mientras estemos tomados de la mano de Dios, y amándolo con todo nuestro corazón, “todo ayuda a bien” (Ro. 8:28)

Pero si debemos descifrar de que se trata, para saber cómo pedir, que corregir y como salir con triunfo. 

CIERRE DE 1RA PARTE.
El modo en que Dios trabaja no es mandandote mal, el intenta de muchas formas hablarte, desde tu corazon, a traves de familia, hermanos, amigos, circunstancias que te permite experimentar; pero seguramente que cuando no entendemos, Dios lo va a hacer mas fuertemente. En el caso de Job no podemos decir que estaba bajo pecado, y por eso sufrio el castigo, sino que se trata, como hemos dicho, de una batalla por su vida. En que nivel nos encontramos cada uno de nosotros? Estamos sufriendo por nuestra necedad? O estamos en el campo de batalla poniendo la vida por agradar a nuestro Dios?

No conozco a nadie, absolutamente nadie, que haya experimentado este nivel de tragedias, una tras otra, en rubros tan importantes como en la vida de Job. Creo, con seguridad, que Dios permitió todo esto en aquella ocasión, para dejarnos una enseñanza muy completa sobre el carácter de Job, los atributos de Dios y las estrategias del enemigo. Creo que Dios demuestra en nuestras vidas mucha misericordia al no permitir que experimentemos en carne propia estas circunstancias y las que aún están por venir en esta historia, esperando que las pongamos en práctica, sea cual sea la dificultad o dificultades que estemos atravesando. Aquí he analizado esta tragedia de una forma fría (sin que por ello deje de traer enseñanzas claves a nuestra vida), pero en la segunda parte vamos a ver este mismo pasaje, pero desde un punto de vista más humano; tratando de desnudar el perfil psicológico, emocional y espiritual de Job, así como la ejemplar reacción y victoria que se apunta nuestro personaje, en una de las batallas de esta guerra, que apenas comienza. Gloria a Dios por sus enseñanzas!
(to be continued…  J)

Víctor Guzmán. Octubre 16, 2010.