DÍA 24. ISAÍAS 31-59.
- P R O M E S A S –
A) “He aquí que para justicia reinará un rey, (…). Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyo de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.” (32:1 y 2).
B) Dios es nuestra salvación en tiempo de la tribulación. Él perdonará nuestra iniquidad, para habitar junto a él confiados. (Cap. 33).
C) “Dios mismo vendrá, y os salvará.” (35:4c).
D) “y los redimidos de Jehová volverán; gozo perpetuo será sobre sus cabezas.” (35:10).
E) Dios nos liberta y nos da salvación, cuando hemos clamado a él con arrepentimiento y fe. Debemos reconocer que solo él nos puede salvar. (Sobre Dios, librando a Israel del rey Senaquerib de Asiria, por la oración de Ezequías. Cap. 37).
F) Él echa tras sus espaldas todos nuestros pecados para sanarnos, restaurarnos y darnos vida en su presencia. (Sobre la enfermedad del rey Ezequías, su oración, y la sanidad que recibió. Cap. 38).
G) A través de Jesús, nuestro pecado es perdonado, y ahora podemos estar seguros, y consolarnos en él. (40:1-11).
H) Debemos tener confianza en Dios, pues es único e inalcanzable. Creó todo y nada se esconde de su presencia. (40:12-31).
I) “Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna (…), los que esperan a Jehová, tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas (…)” (40:29-31).
J) “No temas, por que yo estoy contigo; no desmayes, por que yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” (41:10).
K) No debemos mirar las circunstancias o nuestra condición, sino saber que tenemos un Dios que nos cuida, nos sostiene, sustenta y lucha por nosotros. (Cap. 41).
L) Él nos ha dado su gracia y salvación por medio de su “siervo”; su “escogido”. (42:1).
M) “No temas, por que yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.” (43:1).
N) “Yo soy el que barro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.” (43:25).
O) “Por que yo derramaré agua sobre el sequedal, y ríos sobre tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos.” (44:3).
P) Él es quien pone su voluntad en nosotros, quien nos da nombre y escoge, aún a pesar de nuestros pecados. (Sobre Dios acerca de Ciro, a quién usó para su voluntad, y mostrarle que solo Él es Dios. 45:1-7).
Q) Como su pueblo, él nos restaurará, por que nos ha elegido y amado; nos usará para que las naciones conozcan su nombre y le adoren. (Cap. 49).
R) No importan las dificultades que tengamos por servirle; no importan los golpes, las pérdidas o amenazas sobre nosotros; él promete fielmente sostenernos, ayudarnos, y, al final, darnos honra y descanso junto a Él. (Cap. 50).
S) “Pero mi salvación será para siempre, mi justicia no perecerá.” (51:6c).
T) Él nos consuela, nos libra y trae gloria sobre nuestra vida, por esperar en su nombre y buscarlo. (Cap. 52).
U) “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores, (…). Más él, herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” (53:4 y 5).
V) Ya ha sido expiada nuestra culpa, cubierto nuestro pecado, a través de aquél que no hizo maldad; pero Dios quiso cargar en él el pecado de todos nosotros. (Cap. 53).
W) Su misericordia no se apartará de nosotros. Nunca más nos abandonará, sino que pone sobre nosotros su gracia y amor. Ningún arma forjada en contra nuestra, prosperará. (Cap. 54).
X) Él nos invita a buscarlo, para saciar nuestra sed; para producir el fruto de su palabra en nuestras vidas. (Cap. 55).
Y) Hay tiempo para salvación, porque él ha visto nuestro pecado, por eso quiere limpiarnos. Ha visto nuestra maldad, pero si nos volvemos a él, promete pastorearnos y ser nuestro Dios. (Cap. 57).
Z) En guardar sus mandamientos, hay bendición. (ap. 58).
AA) La provisión de su Espíritu, de su perdón y de su palabra, que nos convierte y hace que nos arrepintamos, estarán sobre nosotros para salvación. (Cap. 59).
- D E S A F Í O S –
A) “¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, por que son muchos, y en jinetes, por que son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová.” (31:1).
B) Lo que hace que nuestro “desierto se convierta en campo fértil” es “el Espíritu de lo alto” derramado sobre nosotros. Debemos buscarlo cada día. (32:15 y 16).
C) Ésta tierra, con su maldad, será destruida. Debemos buscar a Dios y su salvación, para que nos libre de la destrucción. (Sobre la ira de Dios contra la tierra y sus naciones. Cap. 34).
D) “Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles” por que Dios trae su salvación a nuestras vidas. (Cap. 35).
E) Siempre habrá algo queriendo apartar nuestra confianza de Dios. Algo tratando de someternos y continuar alejándonos de nuestro creador. Debemos permanecer firmes y confiados solamente en Dios, para ver su gloriosa salvación. (Sobre el “Rabsaces” enviado por el rey de Asiria a retar a Judá, y la gloriosa salvación de Dios a su pueblo, por la oración del rey Ezequías. Cap. 36 y 37).
F) Todo lo que acontece o acontezca, se encuentra sometido a la autoridad de Dios. No debemos ser soberbios, y olvidarnos que gracias a Dios hacemos todo. Él cumple sus planes, y debemos buscar estar de su lado, para salvación. (Sobre el rey de Asiria, y su destrucción por haber retado a Dios. Cap. 37).
G) Solo a él debemos nuestra adoración; de él proviene todo el conocimiento y poder. No hay otro Dios que no sea él. (Sobre la condenación de los falsos dioses y los que los fabrican. 41:21-29).
H) Debemos aprender de la disciplina, corregir y volvernos a Dios, rechazando nuestra maldad y pecado. (42:18-25).
I) Nosotros somos sus testigos. Él ha puesto su gracia y perdón en nosotros, para traer a quienes nos rodean a su conocimiento, y que puedan entregarle su corazón. 44:1-8).
J) Toda creación de nuestra mano es vanidad, debemos deshacernos de cualquier “ídolo” en nuestro corazón, aunque seamos nosotros mismos y nuestra soberbia. SOLO ÉL ES DIOS. (44:9-20).
K) “Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí.” (44:22).
L) Debemos reflejar su creación y poder a través de nuestras vidas. Nos hizo con un propósito: para habitar en nosotros y que nuestra vida le de gloria. (45:8-19).
M) “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.” (45:22).
N) La maldad de este mundo, y aquellos que se sienten seguros en practicarla, serán destruidos seguramente; por completo. (Sobre el juicio de “Babilonia”. Cap. 47).
O) Si él nos espera con paciencia, y detiene su castigo, es por amor a él mismo; porque no compartirá su gloria con nadie y por que sabe y conoce lo duro de nuestro corazón. Su amor nos es como agua en medio del desierto. (Cap. 48).
P) Debemos salir de “Babilonia”. Correr de nuestros pecados y rebelión. Buscarlo sólo a él. (48:20).
Q) Él nos ha dado su luz, para llevarla a las naciones, y su salvación, para que otros vengan a él. (Cap. 49).
R) Debemos hacer válido en nuestras vidas el sacrificio “del siervo de Dios” por nuestros pecados. Debemos ser su linaje, fruto de su sufrimiento. (Cap. 53).
S) “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia (…), el cual será amplio en perdonar.” (55:7).
T) Debemos buscar guardar sus mandamientos y aceptar su amor, para que nos bendiga con su gozo y dé recompensa a nuestra vida. (Cap. 56).
U) Debemos buscar a Dios, regresar de nuestros malos caminos, arrepentirnos para encontrar paz. (Cap. 57).
V) Entreguemos a Dios nuestra vida en verdadero ayuno, buscando con alegría y atendiendo las necesidades en nuestro entorno. Nuestra luz resplandecerá, y la gloria de Dios nos acompaña. (Cap. 58).
W) La salvación no viene, ni Dios nos escucha si primero no reconocemos nuestros pecados; cambiamos nuestro corazón y las obras que hacemos. Debemos primero apartarnos de pecar en nuestro corazón, y él vendrá y nos sanará. Su perdón no se ha acortado. (Cap. 59).
MIÉRCOLES OCHO DE DICIEMBRE, 2010. M. VÍCTOR G.