DIA 23. ISAÍAS, 1-30.
- P R O M E S A S –
A) “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuentas: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.” (1.18).
B) Dios tiene un plan glorioso para traer paz al final, y por su amor, quiere que participemos de el. (2:1-4).
C) En medio del juicio de Dios, aquellos que han sido justos y le buscan, recibirán bien. (3:10).
D) Dios es quien nos limpia, para poder estar delante de él y escuchar el propósito que tiene para nuestra vida. (6:1-9).
E) Dios pone su habitación “entre nosotros” para su gloria y salvación nuestra. (Sobre “Emanuel”, Dios con nosotros. 7:14).
F) “Mas no habrá siempre oscuridad (…)” Dios promete su salvación oportuna en nuestras vidas, debemos buscarla a través de su Hijo. (9:1).
G) Debemos recibir la luz que se nos promete a través de Jesús. Él es para nosotros “Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.” (9:1-7).
H) El castigo es usado para purificarnos, y al final, le amaremos más y conoceremos su poder en nuestra vida. (Cap. 10).
I) En él, tenemos salvación, sabiduría y salvación. Encontraremos paz cuando él reine en nuestras vidas. (Cap. 11).
J) “Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste contra mi, tu indignación se apartó, y me has consolado.” (12:1),
K) Aún en medio de juicio y destrucción, Dios conserva un plan, pero busca nuestro arrepentimiento, para poner su gloria y amor sobre nosotros. (Caps. 17, 18 y 19).
L) Dios ama por igual a todo el mundo; su promesa es de salvación, sin importar nada más que nuestra fe en él, para obediencia. “Por que Jehová de los ejércitos los bendecirá diciendo: Bendito el pueblo mío Egipto, y el asirio obra de mis manos, e Israel mi heredad.” (19:25).
M) “(…) por que sus ganancias serán para los que estuvieren delante de Jehová, para que coman hasta saciarse y vistan espléndidamente.” (Sobre la destrucción de Tiro, y Dios despojándola en su resurgimiento, para sus hijos. 23:18).
N) “Por que fuiste fortaleza al pobre, (…) al menesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el calor; (…).” (25:4).
O) “Destruirá la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima (…); y quitará la afrenta de su pueblo (…).” (25:8).
P) “(…): He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; (…), nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación.” (25:9).
Q) “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; por que en ti ha confiado.” (26:3).
R) Por su gracia y amor podemos alcanzar redención y vida eterna. (29:17-24).
S) “En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza.” Debemos vivir y entender esta promesa, para no seguir huyendo de Dios, tomando nuestro propio camino; es mejor esperar en Él. (30:15).
T) Después de la disciplina, por nuestro pecado, él derramará nuevamente lluvia, dará fruto, tendremos paz y sanará nuestra herida, para traernos de nuevo a él, por su infinito amor y gracia. (30:18-26).
- D E S A F Í O S –
A) Debemos atender con reverencia, por que es Dios hablando a nuestra vida. (1:2).
B) Dios no desea nuestras obras, si nuestro corazón no le da gloria y la honra. Cualquier “ofrenda”, “sacrificio”, “rito”, actitud o conducta externa, está reprobada y es aborrecida por su corazón, si nuestro corazón persiste en el pecado y lejos de su perfecta voluntad. (1:1-20).
C) “Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.” (1:16 y 17).
D) Debemos regresar, de donde sea que estemos, a buscar su justicia; volver a ser sus hijos, en medio de la injusticia. (Cap. 1).
E) Para acercarnos a Dios, necesitamos antes quitar la soberbia de nuestra vida, para reconocer que lo necesitamos. (Cap. 2).
F) Todo aquello en lo que tengamos puesta nuestra confianza, seguridad o felicidad, desaparecerá. Es mejor que Él sea nuestra “belleza”, y que nuestro corazón esté puesto en su eternidad, y no en la vanidad de lo pasajero. (Sobre el juicio de los hijos de Sión. 3:1-26 y 4:1).
G) Debemos entregar el fruto que Dios espera de nosotros, pues nos ha “plantado” y cuidado con su amor. (5:1-7).
H) El amar la maldad más que a Dios, buscar el pecado, torcer y confundir la verdad, será juzgado por Dios en su tiempo. Debemos alejarnos de tales prácticas. (Cap. 5).
I) “HEME AQUÍ, ENVÍAME A MI.”(6:8).
J) “A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea el vuestro temor, y él sea vuestro miedo.” (8:13).
K) Debemos esperar y confiar en sus promesas. Si algo o alguien pretende desviarnos, debemos comparar su dicho contra la ley de Dios y su testimonio en nuestra vida. (8:17-22).
L) Hay tiempo para arrepentirnos. Es ahora cuando debemos dejar de hacer lo malo y buscarlo de todo corazón. (Cap. 9 y 10).
M) La maldad, soberbia y alejamiento de Dios, tienen su fin y destrucción en sus poderosas manos. (Cap. 13).
N) La soberbia del hombre y su pecado, no conocen límite. Más vale apartarnos de ello, por que Dios traerá juicio seguro contra “el rey de Babilonia”.
O) El juicio de Dios contra el pecado del mundo, está determinado, “¿(…) y quién lo impedirá? Y su mano extendida, ¿quién la hará retroceder?” (14:27).
P) Cuando Dios comienza a quitar aquello de donde creíamos nosotros que vendría nuestra ayuda, aquello que nos sustentaba, en donde teníamos nuestra confianza, es para que volteemos a verlo, y dejemos de poner nuestra confianza en aquello que no es suyo. (Cap. 17).
Q) Ni las riquezas, fama, seguridad, o aquello humano en que podamos poner nuestra confianza, son el lugar correcto para refugiarnos. Todo caerá (como Egipto y Etiopia en manos de Asiria), por lo que nuestro refugio debe ser Dios solamente.
R) El mal tiene un fin asegurado. “Cayó, cayó Babilonia; y todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra.” (21:9).
S) Nada, ni en la tierra o el cielo, ni el pequeño ni el grande, quedará en pie cuando Dios reine sobre la tierra, a causa del juicio que vendrá por el pecado. Debemos quitar los ojos de este mundo, destinado a juicio y destrucción. (Cap. 24).
T) Debemos buscarlo en todo tiempo. Sólo él nos puede cubrir y proteger. Con mayor razón, en medio de la aflicción y el dolor que atravesamos. (Cap. 26).
U) No podemos seguir luchando contra él. Debemos encontrar su paz, y recibir su bendición en nuestras vidas. (Cap. 27).
V) Si nos conducimos con soberbia, seguramente seremos quebrantados. Debemos quitar todo lo que, en nuestras vidas, le robe a Dios la gloria y el honor. (Sobre la condenación a Efraín, Cap. 28).
W) Debemos entender la amonestación a tiempo, para que solo seamos “apretados” lo suficiente para arrepentirnos y dar fruto, y no para destrucción por persistir en rebelión. (Sobre la amonestación a Jerusalén. 28:14-29).
X) No debemos ser de los que nos acercamos a Dios con nuestra boca y le honramos de palabra. Nuestro corazón debe estar cerca de él, conocerlo plenamente, y adorarlo con toda nuestra vida. (29:9-16).
MARTES SIETE DE DICIEMBRE, 2010. M. VÍCTOR G.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario